TENGO MIEDO DE HACER(ME) DAÑO
Dicen que “el miedo no es zonzo”, y así es: sirve y ha servido para mantenernos alerta frente a los peligros, y así contribuir a nuestra supervivencia.
Pero qué sucede cuando aparecen en nuestra mente miedos totalmente ajenos a nuestra naturaleza que nos generan horror, como puede ser temer a experimentar el impulso de tirarnos desde un balcón, o ahogar a un hijo al bañarlo, o empujar a un niño bajo las ruedas de un coche. Incluso pueden aparecer miedos relacionados con la propia orientación sexual, o con ciertas perversiones como la pedofilia. Estos pensamientos aparecen en la mente de algunas personas de una manera insistente, y piensan que efectivamente su cabeza puede llevarlos a cometer alguno de estos actos. Las características de estos pensamientos son:
- Son inesperados
- Son insistentes, repetitivos
- Pese a los esfuerzos no se los puede quitar de la mente
- Son totalmente opuestos a los principios, deseos, sentimientos y códigos morales del que los sufre.
- Por ello producen horror y sufrimiento muy intensos
- La desesperación y la angustia producen comportamientos evitativos, tratando de alejarse de situaciones en las que podrían llevar a cabo la acción temida: se alejan de balcones, no bañan a los hijos, no tratan con niños, etc.
- Son temporarios, a veces alguna noticia o algún hecho puede hacer que el miedo cambie de contenido y pase a temer a otra cosa.
Este tipo de pensamiento relacionado a impulsos temidos suele aparecer en personas con patologías de tipo obsesivo y requiere tratamiento psicológico especializado en trastornos de ansiedad, para comprender lo que les sucede y así poder aliviar su angustia.