INCERTIDUMBRE

indecision

La vida nos presenta a diario circunstancias en las que debemos tomar decisiones que nos van a afectar en mayor o menor grado, y la ansiedad que sentimos ante ellas es entendible y no constituye una patología en sí misma, mientras ésta sea manejable y no se transforme en angustia. Pero algunas personas son más sensibles que otras a las incertidumbres cotidianas, y no pueden tolerar el hecho de que es imposible tener todo bajo control. Por ejemplo, se angustian sobremanera cuando tienen que tomar una decisión y la incertidumbre sobre las posibles consecuencias hace que no pueden decidir por temor a equivocarse. No importa si se trata de una elección significativa para su vida (elegir una carrera, casarse, invertir ahorros), o un tema banal (me corto el pelo, lo llamo por teléfono, planeo una cena), el monto de angustia y ansiedad son igualmente importantes. Piensan que cada decisión desencadena una serie de consecuencias que no van a poder manejar y que van a escapar a su control.

 

La incertidumbre es el estado en el que no sabemos qué va a pasar después, y sentir que alguna o varias de las opciones posibles son tan negativas y atemorizantes que no van a poder soportarlas. Esta incertidumbre está acompañada por un sentimiento de falta de control de la situación: “no sé qué viene después, muchas de las posibilidades me dan miedo…y para colmo siento que no puedo hacer nada por impedirlo”. Estos pensamientos los llenan de sentimientos de angustia, ansiedad e impotencia y llega a paralizarlos por la falta de decisión.

 

La situación llega a este punto por un tipo de pensamiento distorsionado que tiende a catastrofizar, considerando equivocadamente que los desenlaces negativos tienen una posibilidad de ocurrencia mucho mayor que la real. Son aquellas personas que viven pronosticando desastres que nunca llegan a ocurrir: “esto no da para más”, “se viene una guerra civil”, “me va a dejar”, “seguro que no me quiere”, “va a salir todo mal,…,”.Los demás tratamos de tranquilizarlos diciéndoles que “no será para tanto”, “vas a ver que todo va a salir bien”, “no seas tan negativo”, “tratá de ser más positivo”, “no será para tanto”, pero nada de lo que digamos logra frenar la catarata de pronósticos catastróficos ni frenar su angustia. Ésta se incrementa porque estas personas no se creen capaces de enfrentar las consecuencias de los eventos temidos.

 

La suma de la situación de incertidumbre que desencadena los pronósticos catastróficos, la sensación de falta de control y la falta de confianza en sí mismos hacen que estas personas teman tomar decisiones , prolongando así la incertidumbre y la angustia.

 

La terapia cognitivo conductual puede ayudarlos a detectar y modificar los pensamientos distorsionados, a reconocer y aumentar sus capacidades para enfrentar las dificultades, y reducir así los miedos, la ansiedad y la angustia.-

 



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